Palabras

Carlos Barraquete: Galga envidia

By febrero 12, 2019 diciembre 16th, 2019 No Comments

… y de repente así me veo, corriendo con ansias detrás de la liebre. Sin saber muy bien por qué, sin saber para qué, mera intuición o simple instinto, pero así me encuentro, desesperado, eufórico y poniendo mi cuerpo al límite para alcanzarla, sabiendo que si lo consigo mi dueño me premiará y eso me gusta, me gusta mucho, aunque tampoco sé por qué.

Más que correr parece que planeo acariciando la tierra sin esfuerzo, llenándome de sensaciones y disfrutando con ansias de este viejo Campo de Montiel que justifica mi existencia.

Pero lo que mi amo no sabe, es que llega un momento en el que más que un trabajo, es un disfrute. La velocidad deja de pesar y suponer esfuerzo para ser un estado constante y confortable. Es entonces cuando empieza el placer. Es mi momento. La liebre despeja mi mente, porque ella define el trayecto y yo tras ella me recreo y siento. Es un juego de tierra y color. A esta velocidad y tan cerca del suelo mis sentidos se funden con el campo. Me siento amarrado y libre al mismo tiempo. Más que pisar, sorteo el terreno con respeto y lo veo pasar tan deprisa que pierde el detalle. Es una forma diferente de contemplar y sentir la tierra, un privilegio que sólo nosotros tenemos.

Cuando la carrera se vuelve constante mi corazón calla y el paisaje queda mudo para transformarse en una ráfaga de color cambiante e intenso. El viento enfría mi cara y provoca lágrimas de placer, pero sigo atento a la liebre, tras ella, cada vez más cerca hasta que de repente, me hace un quiebro y se vuelve a distanciar, pero con el quiebro cambia el horizonte, que también difuso y sereno presume de color intenso.

Al color le sumo el olor, hoy toca tierra mojada, uno de mis preferidos, pero la liebre sigue… y con cada quiebro una nueva sensación, un nuevo color… más que correr parece que planeo acariciando la tierra sin esfuerzo, llenándome de sensaciones y disfrutando con ansias de este viejo Campo de Montiel que justifica mi existencia.

Es un momento de placer único pero limitado en el tiempo, como todos los buenos momentos.

Hoy al final, la liebre encontró la viña y se perdió en ella.

La liebre escapó y me siento triste, aunque no sé por qué…

Carlos Barraquete