Palabras

Mª Ángeles Jiménez García: Palabras para un paisaje (Campo de Montiel)

By diciembre 23, 2019 No Comments

La historia se ha escrito con hechos y hazañas memorables. El paisaje no es una mera cuestión de geografía. Se contempla en la distancia, va adherido a la propia nostalgia, a la infancia, a la memoria del hombre. Bajo el cielo azul intenso del Campo de Montiel es posible imaginar a Cervantes, pensativo, buscando el escenario del punto de partida. Entre el llano y la sierra proyectó los sueños de dos vidas diferenciadas y en parte paralelas, que las hizo converger. Alonso Quijada o Quesada, un hidalgo conocido por todos los habitadores del distrito del Campo de Montiel, de vida sosegada, dedicado a su hacienda, a la caza y a la lectura. Cuando Alonso Quijano deja de ser el apacible hidalgo, se rebautiza como don Quijote de la Mancha, austero en el yantar, liberador y deshacedor de entuertos. Entrevé cierta amistad pero sin llegar a perder la relación de amo-señor con su escudero Sancho, un labrador pobre sin posesiones, el cual subsiste con el jornal que percibe labrando tierras ajenas. Es un buen escudero, nunca verá a su señor como un loco sino como un equivocado. Hombre de bien, pero de muy poca sal en la mollera; sobre su jumento es un patriarca con sus alforjas y su bota, con mucho deseo de verse gobernador de la Ínsula que su amo le ha prometido.

Conseguida la Ínsula y cuando sale de ella, Sancho nos confiesa que entiende más de arar, cavar y podar y ensarmentar las viñas que defender provincias o reinos, más prefiere hartarse de gazpachos, acostarse a la sombra de una encina en el verano y arroparse con un zamarro.

La patria para Sancho es ese espacio concreto y humano que la memoria puede abarcar, un paisaje, unas gentes. Ambos personajes viajan con su pueblo a cuestas.

Es el sentimiento del amor al terruño y a los suyos. En palabras del filósofo Antonio Rodríguez Huéscar: «El alma de don Quijote es una quintaesencia del alma campomontielense».

Mª Angeles Jiménez García