por Justiniano Rodríguez Castillo
Ponencia presentada por Justiniano Rodríguez Castillo, en la mesa redonda “Geografía de El Quijote”, de los cursos de verano de la Universidad Libre de Infantes, 2014.
En primer lugar vaya mi reconocimiento a los fundadores de la Universidad Libre de Infantes, y a los organizadores de estos cursos de verano, pues como campomontieleño, espero que algo rezume en beneficio de nuestro Campo de Montiel que buena falta le hace, y que continúen muchos años dando los frutos que de ellos esperamos.
Comencemos con una pregunta, ¿Por qué el interés de una geografía del Quijote? Según D. José María Casasayas son unos 40 los estudios serios, y diría que infinitos los anecdóticos; ya Carlos III encargó al geógrafo más prestigioso de su tiempo, Tomas López y a José Hermosilla, un estudio que ha sido el más aceptado hasta el momento. Y es un tema que ha despertado el interés de otros muchos que lo han hecho con más o menos éxito, señal de su importancia. Pero ocurre que es un tema difícil por no corresponder a ninguna disciplina concreta: ¿filología, geografía, historia? Y así ocurre que el filólogo se pierde en la geografía, el geógrafo en la historia, y éste en ambas No sabría adscribirla a ninguna, y creo que es una cuestión de interés nacional, pues mientras que los filólogos han estudiado el Quijote exhaustivamente, los ocupados en esto se pierden con frecuencia, pues hay itinerarios a cual más rocambolesco, ya que la mayoría se han hecho en un despacho sin conocer el terreno y así colocan batanes donde no hay ni un río, o caminos imposibles o inexistentes; y una geografía verosímil, vendría a ser como las ilustraciones en el texto, sin las cuales ya casi no se concibe el libro, es decir, un importante complemento. Ya Erasmo decía que la iconografía no siendo imprescindible, si era muy importante al menos para muchas personas.
Además de lo que ello supondría para la mejor comprensión de la obra, no cabe duda de los posibles beneficios turísticos para el territorio donde se localice, amén de que supondría un acercamiento y mejor comprensión de esta magna obra. Cervantes hace cinco menciones expresas al Campo de Montiel como el lugar de algunas aventuras, algo que damos por sentado por decírnoslo su autor, aunque hablando desde aquí sean éstas las que más nos interesan y a ellas nos limitaremos, pero sin exclusiones de ningún otro territorio. Sabido es que El Quijote se escribe como parodia del Amadís, libro de caballerías predilecto de Cervantes, y por ello contrapone a Amadís, joven, fuerte y atractivo, con don Quijote, un cincuentón, cenceño y amojamado; a una princesa Oriana enamorada de Amadís, con Dulcinea, una labradora zafia y burda, y a unos verdes prados y florestas, con un Campo de Montiel árido y semidesértico; de este modo todo resulta paródico, ya que de ello se trata. Pero veamos si se dan las condiciones necesarias, además de habérnoslo dicho Cervantes.
Por otro lado nos dice cuándo entra en el Campo de Montiel y cuándo sale de él; lo que hace en la aventura de Puerto Lapice con el Vizcaíno, nos dice, que después, se retraen huyendo de la Santa Hermandad, es decir que vuelven por donde venían; en la huída también después de los Galeotes, se esconden en sierra Morena, donde en un momento dice Dorotea, “en esta Andalucía”, y también de nuevo vuelven de Andalucía por donde habían entrado; en la aventura del titerero, dice el ventero “en esta Mancha de Montearagón”, si como suponemos esto ocurre en La Ossa de Montiel, sucede que cuando la orden de Santiago la cambió con dos Barrios por otros pueblos, su apellido era La Ossa de Montearagón, apellido que la Orden cambia por el antedicho y pasa a formar parte del Campo de Montiel; aquí ya no vuelven, pues toman la derrota de Barcelona a donde llegan por sus pasos contados. Creo por tanto que sería lógico suponer que las aventuras que ocurren desde que entra hasta que sale, sucederán en el Campo de Montiel.
Pasemos ahora a la localización geográfica de algunas aventuras y detalles, suponiendo que Vds. recuerdan el Quijote, pues si las tenemos que describir completas se haría demasiado largo, y si demasiado cortas, sin la situación total completa tal vez no se entiendan algunos detalles y situaciones. Ya que muchas de las aventuras suceden en la venta de Juan Palomeque, apellido que aparece en uno de los pleitos de Quevedo, y al sur de ella, tratemos de emplazarla, debemos primero fijar la situación de la misma partiendo de los datos y referencias que Cervantes nos da, a saber: Que está, según nos dice el cura, a dos días de su pueblo. Como no tenemos certeza de cuál es éste, poco aporta este dato, sí tendríamos que suponer que este pueblo está al norte de la venta, pues en esa dirección caminan para llevarlo a su pueblo ya “enjaulado”. Nos dice Doña Clara, hija del Oidor, que está a tres días al sur de Madrid, lo que, suponiendo que por su cargo tuviera el Oidor buenas caballerías, podía ser a ciento treinta o ciento cuarenta kilómetros. Llegan a ella después de la aventura del Vizcaíno un día después, contando la tarde de la aventura, y la mañana siguiente, pues ya por la tarde llegan a la venta, que yendo los dos heridos, sería la primera que encontrasen, y así nos lo dice Cervantes: “llevando al asno del cabestro, se encaminó poco más o menos, hacia donde le pareció que podía estar el camino real… y aun no hubo andado otra pequeña legua cuando le deparó el camino, en el cual descubrió una venta”. Es decir, a una pequeña legua, y la primera que encontraron, pongamos a una hora, después de una jornada al sur de Puerto Lapice, o lo que sería, más o menos, a unos treinta o cuarenta kilómetros. al sur de Puerto Lapice, esto después de encontrarse con Vivaldo que va a Sevilla, y D. Quijote manifiesta ir a Sierra Morena, ambos en dirección sur. Nos dice el cura que encuentran a Don Quijote a tres cuartos de legua dentro de Sierra Morena, desde donde tres veces nos dice Cervantes que tardan día y medio en llegar a la venta, y diferenciando bien el trayecto, pues en esos tres cuartos de legua sin camino, Sancho ha de poner señales de retama para no perderse, y hasta llegar al Llano. El terreno circundante a Venta Nueva, en el M.T.N. se llama el Llano, o sea que la venta nunca podría estar en plena Sierra Morena y esta distancia podría suponer unos cuarenta o cincuenta kilómetros al norte de la sierra, más los tres cuartos de legua en su interior.
Esta venta en el puerto de Barranco Hondo o Saltus Castulonensis para los romanos, está en el camino más derecho para El Cautivo que de Vélez Málaga va a León. Pues, ¿por qué iba a dar más vuelta por Despeñaperros o Almodóvar?; porque siempre y por simple economía y comodidad solemos tomar el camino más corto y recto.
Lo del Llano puede parecer que rizamos el rizo, pero aunque parezca una obviedad creo que debemos interpretar al pie de la letra todo lo que Cervantes dice y cómo lo dice, el texto, las palabras y las letras, y atenernos rigurosamente a ellas. Por poner un ejemplo, cuando dice “Los académicos de la Argamasilla, lugar de la Mancha…”, si le añadimos un “el” diría Los académicos de la Argamasilla, el lugar de la Mancha, y sólo dos letras cambiarían totalmente nuestras pesquisas y elucubraciones, mucho menos podríamos intentar saber lo que pensaba Cervantes sin caer en esoterismos perturbadores y mendaces de los que tanto sabe esta obra.
Promediando estos datos, pues creo innecesario decir que aquí no podríamos usar el G.P.S. metro, ni reloj, y que si, como muchos cervantistas opinan y que además parece lo lógico, Cervantes escribía de memoria, nunca, nunca, podremos dar medidas o distancias exactas para hacer cálculos matemáticos. Entre otros ejemplos dice que Sargel dista de Argel treinta leguas, y dos paginas después que a veinte, ¿con cuál nos quedamos si hoy no supiéramos que la distancia real son veinte leguas? Pues bien, estos datos nos darían una franja de latitud que la situarían entre Manzanares-La Solana y Valdepeñas-Infantes, o entre la carretera Badajoz-Valencia y la de Ciudad Real-Murcia, según el camino que llevasen, que sería el que aparece en el M.T.N. como camino de carros de Andalucía, carretera vieja de Andalucía lo llama Madoz, que a su vez pasa por Alcubillas o Infantes, pues hay viajes descritos por ambas partes, supongo que esta dualidad sería por el tiempo que hiciese, y fue el que llevó Felipe IV, en 1624, por Alcubillas, en el mes de febrero y del que nos da testimonio casi notarial Quevedo que iba en la comitiva, y el gran Duque de Toscana más tarde y que atraviesa Sierra Morena por el puerto de Barranco Hondo o puerto de San Esteban y del que hablaremos más tarde, pues el Oidor iba en carruaje y la señora del Vizcaíno también, por eso parece lógico pensar que irían por el camino de carros. Por Despeñaperros había que hacer más de una legua a pie o en una mula. Alfonso X manda enterrar en Sevilla los restos mortales de su madre, prohibiendo pasarlos por Despeñaperros por temor a que se despeñasen, pues el peligro era grande según nos dice Lemaur, constructor del paso diríamos moderno. También Quevedo, en su epistolario, nos documenta el paso de personas por su Torre de Juan Abad, yendo o viniendo de Madrid a Sevilla, y también está documentado el paso del ejército de Abderramán III, camino de Zaragoza.
En este camino y tramo sólo hay dos posibles ventas: a casa de la Viña y la casa del Capitán, esta útima situada en el cruce de caminos de Madrid a Sevilla y el camino real de la Plata, importante encrucijada como las buscadas por D. Quijote; pues el Quijote es libro de caminos y encrucijadas, con las ventas correspondientes para servicio de los viajeros. Entendiéndolo así, era indispensable un estudio histórico-geográfico de los caminos del Campo de Montiel, y en el que hemos encontrado sorpresas como que el puerto de Barranco Hondo sea casi desconocido para muchos estudiosos de estos temas, por lo que todos han hecho pasar a D. Quijote por el Viso (Despeñaperros) o Almodovar a pesar de decir Cervantes que entran en Sierra Morena para, atravesándola toda, salir (que no entrar) por el Viso o Almodovar. Y, ¡ claro! si desoímos lo que Cervantes dice y escribe nunca podremos llegar a una solución ni siquiera aproximada, y creo de lo más elemental y como principio básico, atenernos rigurosamente a lo escrito, pues si divagamos o fantaseamos, eso ya seria una fantasía y, desde luego, poco serio. Confundir ya el salir con el entrar, tendría otro nombre, porque sólo se podría hacer por ignorancia o interesadamente, en cualquier caso sería imperdonable.
Hay otro dato sobre la localización de la venta, pues subiendo todo el grupo de Sierra Morena hacia la venta, en un momento dice el cura a la princesa Micomicona pensando que quería volver a su reino, “si así es-dijo el cura- por la mitad de mi pueblo hemos de pasar, y de allí tomará vuestra merced la derrota de Cartagena”. Pues bien, efectivamente subiendo al norte, se cruza la via Mérida-Cartagena, equivalente hoy a las carreteras Badajoz-Ciudad Real y Ciudad Real-Murcia, y por lo tanto la venta tendría que situarse al norte de esta vía, que define la franja sur de latitud que hemos dado de Valdepeñas-Infantes y por donde pasa la misma. También podríamos alegar que en la zona que la situamos, en su rededor, se cultivan mucho trigo y cebada, no así en Sierra Morena, y el ventero saca un cartapacio con unos escritos que leían los segadores mientras se acomodaban a trabajar.
La aventura de Vicente de la Roca que enamora a Leandra, según nos cuenta Cervantes de la siguiente manera, nos dice: “Sentábase en un poyo que debajo de un gran álamo está en nuestra plaza” Quién podría dudar que se trata de Albaladejo, pues su álamo en la plaza era famoso en todos estos pueblos por su enormidad.
Las aventuras de los Encamisados, los Batanes y los Galeotes que transcurren en una noche hasta las diez de la mañana siguiente, precisan de la conjunción de varias circunstancias. Veamos cuáles. De buena mañana, salen de la venta de Palomeque sin dirección determinada, les ocurre la batalla con los carneros y por la noche se encuentran con los encamisados, también aventura del cuerpo muerto, habiendo dicho antes Sancho “…por estos desiertos y encrucijadas…”, según la mayoría de autores “el cuerpo muerto” eran los restos de San Juan de la Cruz que llevaban a Segovia procedentes de Úbeda (según Rodríguez Marín) o de Baeza según nos dice uno de los encamisados. Inmediatamente después, cenan en un prado de fresca hierba, donde oyen los batanes y por la mañana, después de almorzar en el nacimiento del río que movía los batanes, se encuentran con la cuerda de Galeotes, y liberados éstos a las diez de la mañana, según nos dice Ginés de Pasamonte, huyen a Sierra Morena, a donde llegan ya de noche. Ya nos dice Cervantes en el Persiles que los Galeotes los llevaban de la cárcel de Toledo a Cartagena, siendo el camino de Alandumbar el más directo entre ambas poblaciones.
Pues bien, a Villanueva de la Fuente la cruza la Via Augusta y el camino de Alandumbar; la primera viene de Andalucía por el citado puerto de Barranco Hondo hacia Roma, pasando por Tarragona, y un poco antes de Villanueva se le añade el camino real de la Plata, que ya hemos visto que venía de la venta y por donde supuestamente vendría D. Quijote. El segundo va de Cartagena a Toledo, pudiendo así subir hasta aquí por el primero y después por el segundo a Toledo y Segovia. Nace debajo del pueblo el río Villanueva que mueve varios batanes y molinos, lo que explicaría el ruido nocturno que los asusta, y el prado de fresca hierba donde cenan, hay un magnifico abrevadero de ganados a donde iría el barbero del baciyelmo a dar agua antes de emprender viaje, como era habitual, y, muy cerca, o también en el abrevadero se encontrarían con los galeotes que de la cárcel de Toledo los conducían a las galeras de Cartagena. Sancho, asustado, aconseja a D. Quijote esconderse en Sierra Morena que dista como unos treinta o cuarenta kilómetros de este punto, a donde llegan ya de noche; si entran por aquí siguiendo la Via Augusta hacia el sur, lo hacen por su extremo oriental pensando salir largo del lugar del delito, por el Viso o Almodóvar, cuadrando así con lo que Cervantes dice, pero repito que inexplicablemente muy pocos conocían este puerto, a pesar de que en las hojas del M.T.N. del año 1888, todavía figura como camino de Anibal, y Tito Livio nos dice que antes se había llamado camino de Hércules.
Villanueva de la Fuente fue aldea de Alcaraz hasta 1565 con el nombre de Villanueva de Alcaraz. Cervantes escapa a Italia después del suceso en Madrid, de Segura, desde Sevilla según Astrana Marín, por la vía Augusta pasando así por este pueblo hoy del Campo de Montiel; mientras perteneció a Alcaraz, éste se intitula, como así consta todavía en varios escudos heráldicos “caput extrematurae et clavis totius hispaniae”, es decir, llave de España, por ser un nudo de comunicaciones tan importante, que el viajero Cervantes, aparte de la anotación de Astrana Marín, debía conocer.
Quieren hacer lo que Ginés de Pasamonte, que se pasó a la Mancha de Montearagón desde el Campo de Montiel huyendo de la Santa Hermandad, y Sancho aconseja salir de Sierra Morena digamos por otro distrito policial, pues la Hermandad vieja de Ciudad Real tenía jurisdicción en el Campo de Calatrava, pero no en el de Montiel.
Vemos cómo se precisa la conjunción de una serie de circunstancias para explicar esta serie de aventuras, entre otras que haya un “desierto” al lado de un prado de fresca hierba. Creo que imposibles de encontrar en otro sitio, y mostrándosela a D. Manuel Criado del Val, que luego tuvo la deferencia de publicar dicho trayecto en su “Atlas de Caminería”, me preguntaba en el “desierto” por el prado de “fresca hierba” y en éste, por los batanes, y debí convencerlo cuando luego lo publicó en dicho libro.
En la tercera salida, aunque comienza camino de El Toboso, y ya fuera del Campo de Montiel, aparece después en la cueva de Montesinos que sí está en el Campo de Montiel, y en su límite noreste comenzamos entre Membrilla y Manzanares, que estando a tres o cuatro kilómetros, Lope de Vega en el “Galán de la Membrilla” las sitúa a dos leguas, o sea a unos once kilómetros; como hace Cervantes con las leguas entre Ciudad-Real y Miguelturra, éstas son las distancias literarias. En el encuentro con los comediantes, éstos no se habían cambiado por lo cercano de los dos pueblos donde iban a representar; en mucha distancia a la redonda no hay otros dos pueblos relativamente importantes tan cercanos, por lo que suponemos que entre Membrilla y Manzanares ocurriría dicha aventura.
Y ya en este camino, después carretera Badajoz-Valencia, serian las bodas de Camacho, y hace extraño que las bodas de Camacho se celebrasen en un prado cercano al pueblo, por no caber la gente en el pueblo, supongo, como sucedería en Alhambra, y así podríamos explicar esta rareza. De aquí se retiran D. Quijote y Sancho con el “primo” al pueblo de éste, para luego ir a la cueva de Montesinos, pueblo que debía ser Carrizosa, cuyo regidor entonces era un primo de D. Fernando Ballesteros Saavedra, de quien se dice que fueron las bodas.
Aurelio Pretel Marín, en el archivo de Alcaraz, documenta en el siglo XIII una habitación en la casa del santero de la ermita de San Pedro, que hacía de venta, una pequeña venta, nos dice Cervantes, por debajo de la Cueva, casa que posiblemente sea la única que Cervantes cita seguro, donde Sancho pide “agua de la cara” y la cual dividía el camino a Valencia y Barcelona de otro de pezuña a Cartagena, que sería el que seguía el joven que cantando seguidillas quería enrolarse en la flota en Cartagena, y que después, con el del macho cargado de alabardas, se hospedan en otra venta más arriba; y, efectivamente, para llegar a La Ossa donde suponemos la venta, hay que subir.
No he hablado de todas las aventuras, pues, por ejemplo, la situación exacta del lugar de la penitencia en plena Sierra Morena, lo creo totalmente imposible de localizar, y otras aventuras transcurrirían entre estos puntos nodales descritos, y siempre con la advertencia de que nunca podremos encontrar una huella de Rocinante ni usar coordenadas de las mismas.
En fin he evitado citas puntuales y detalles poco necesarios en la idea de que preguntando ustedes, aclararemos en el diálogo, aquello que más les interese, ya que intervenciones muy largas harían una mesa redonda interminable.
Sólo querría decirles una cosa más y es que se imaginen por un momento lo que sería la representación iconográfica de dichas aventuras, para el Quijote, Cervantes, España y el Campo de Montiel.
Señores, muchas gracias.