Nuestra Tierra

LA MODA EN EL LENGUAJE

By diciembre 15, 2024 No Comments

Recientemente, nos ha sorprendido con agrado la aparición de ciertos modismos propios de nuestra Comarca, utilizados por personas y medios que poco o nada tienen que ver con ella.

Así, en el diario “El Mundo”,  el columnista Raúl del Pozo, hablando de las medidas de austeridad impuestas por el Gobierno, decía que éstas “crujirán como siempre a la clase media”. También hemos escuchado a la Vicepresidenta 1ª del Gobierno decir, refiriéndose a la Oposición: “A ustedes, Señorías, les puede el ansia de poder”. Hace poco, oí decir a mi director, un vasco de pura cepa con nombre y apellidos impronunciables que “si hay que ir, se va, pero ir pa na es tontería”.

También se hace más frecuente oír lo del “ansia viva”; “que si esto pasa por culpa del ansia”, “que si éstos o aquellos son unos ansiosos”… No es que antes se desconociera esta palabra, pero más bien se utilizaba en el ámbito médico o psicológico para expresar ansiedad, asociada a estados depresivos. En nuestra Comarca, es muy utilizada con el significado de codicioso, que tiene prisas o ganas incontrolables de algo y es con este significado con el que la gente empieza a usarla.

Otra expresión que no es extraño oír es la de “las gallinas que salen por las que entran”, con el significado algo “pasota” de “lo mismo da” o “lo comido, por lo servido”. Es una expresión de fuerte atractivo, que denota nuestra tradición campesina.

Esta moda de expresiones auténticamente campomontieleñas tiene un promotor claro: nuestro compatriota el actor José Mota, de Montiel, quien ha paseado sus raíces con orgullo y convicción a lo largo de sus programas difundidos por diferentes cadenas y redes.

Capítulo tras capítulo, José ha ido desgranando multitud de expresiones, modismos y vocabulario; un lenguaje familiar para las gentes de nuestra Comarca, pero nuevo o inusual para la gran mayoría de los telespectadores. Y algo de atractivo han debido de encontrar en este nuevo lenguaje que lo han incorporado a su habla coloquial.

Y no es sólo el lenguaje lo que nuestro particular embajador del Campo de Montiel ha trasmitido, también ha sabido reflejar una manera de ser propia del oriundo de nuestra Comarca; me refiero a ese sentido común tan arraigado en nuestros habitantes y del que fue exponente claro nuestro ilustre Sancho Panza. Como vehículo de nuestro sentido común está “el tío de la vara”, particular defensor de lo que “debe ser”. Su grito de guerra: “¡Tontos del mundo, sus voy a crujir vivos!” le da pie a dar varazos a todo el que se deja llevar por la tontería, la moda, lo políticamente correcto…

Otro aspecto no tan honroso y que también dice mucho de nuestra personalidad es la multitud de insultos oriundos del Campo de Montiel y que José Mota pone en boca de su personaje “el cansino histórico”.  ¿Quién no ha identificado expresiones como mugroso, piojoso, sarnoso, harto sopas, pecho tordo, cabeza alberca, pelo pimentón , so pregonao, zamorro, cuerpo ovejo, so gañán, so basuro, cabeza canasto, lindroso, cierrabares, mentirusco, hocico tordo, revienta baúles, … ¡Hay que reconocer que es difícil encontrar insultos tan elocuentes y de tanta plasticidad!.

La moda en el lenguaje el algo inherente a la lengua y es parte del proceso de evolución de un idioma. Nuestra lengua, el español, es el resultado de la evolución del latín. Un ejemplo ilustrativo es la palabra aceite. En latín a este fluido se le denominaba “oleum” y así se trasmitió a los países que pertenecieron al Imperio Romano, dando “huile”, en francés; “olio”, en italiano; “oil”, en inglés; “oleo”, en portugués. En España, antes de la invasión árabe, también se le denominaba “oleo”, pero los árabes pusieron de moda la palabra “aceite”, con la connotación de buena calidad (de oliva) y con ella nos quedamos.

Ahora, nuestro lenguaje se está poniendo en valor y se está exportando, pues es tan rico el repertorio de expresiones y modismos que José Mota ha difundido a través de sus programas que nos atrevemos a decir que está causando una verdadera revolución en la forma de hablar de los españoles, quienes están adoptando con total comodidad, parte del acervo lingüístico del Campo de Montiel.

Por Encarna y Guadalupe Díaz