Autores:
Tomás Torres González.
Diego Lucendo Díaz.
Luis Alejandro García García.
Manuel Melero Serrano.
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El funcionamiento de los molinos harineros era sencillo, al igual que su construcción, pero efectivo. Una presa en el cauce del río derivaba el agua hacia el caz, un canal que llevaba el agua hasta una balsa o un cubo de presión situado en el propio molino y en cuya base existía un conducto inclinado hacia el rodezno en cuyo extremo se localizaba el saetín, un canal troncopiramidal que reducía progresivamente su sección para aumentar así la presión y la velocidad del agua que incidía sobre los álabes para generar el movimiento rotatorio del rodezno. El rodezno estaba unido a la piedra volandera mediante un eje vertical de madera y una lavija. El movimiento rotatorio del rodezno provocaba el movimiento rotatorio de la volandera sobre la piedra solera, lo que provocaba la molienda del grano.
Sección transversal de un molino harinero con cubo de presión.
Para estudiar el conjunto de molinos existente en este río se utilizaron varias fuentes documentales históricas como fueron las Relaciones Topográficas de Felipe II, elaboradas en 1575, las Respuestas Generales del Catastro de Ensenada, elaborado en 1752, el Diccionario Geográfico Estadístico Histórico de Pascual Madoz, de mediados del siglo XIX y finalmente, la Edición 1:50000 del Mapa Topográfico Nacional de 1887 y 1888.
Los datos obtenidos en estas fuentes permitieron extraer varias conclusiones como por ejemplo que el periodo de mayor auge constructivo de estos molinos fue el siglo XVI, ya que es la época en la que mayor número de referencias existen, con un número cercano a los 50 molinos. Posteriormente y quizás debido a la progresiva implantación del molino de viento en nuestra zona, se fue reduciendo el número de molinos hidráulicos hasta llegar a los 39 molinos. A lo largo de los siglos XVIII y XIX el número de molinos continúo decreciendo hasta llegar a los 29 molinos existentes a mediados del siglo XIX.
El río Azuer tiene un cauce de apenas 80 km, no es muy caudaloso y sufre una gran estacionalidad. Sin embargo fue muy aprovechado por los pueblos por los que transcurría su cauce ya que, aunque probablemente no funcionaron de forma simultánea, se han localizado referencias de un total de 38 molinos. De todos ellos, nueve molinos han desaparecido, por el laboreo agrícola y por la creación del pantano del Puerto de Vallehermoso. Un total de 29 molinos han sido localizados, de los que tan solo 4 presentan un estado de conservación aceptable. Se da el dato curioso de que la mayoría de ingenios localizados son molinos harineros, habiéndose localizado referencias de tan solo dos posibles batanes.
Caz del molino de los Moros y del molino Chico.
Se trataba de edificaciones sencillas, muy similares al resto de casas de campo e integradas en el paisaje, construidas con sólidos muros de mampostería y tapial, con techumbres de teja curva. Contaban con otro tipo de dependencias como almacenes, la vivienda del molinero, establos, etc. Tan solo las estructuras hidráulicas los diferenciaban del resto de edificaciones. Las presas estaban construidas con sólidos muros y compuertas que derivaban el agua hacia el caz del molino. Eran canales que serpenteaban a uno y otro lado del cauce buscando los desniveles apropiados.
Suelen tener planta rectangular y en ellos se observan varias dependencias como son las zonas de corrales para el ganado y el edificio del molino en sí, dividido a su vez en dos partes diferenciables, la vivienda del molinero y la sala de molienda.
Molino de los Moros (San Carlos del Valle), uno de los mejor conservados.
Del estudio de los distintos molinos localizados pudieron extraerse una serie de conclusiones. Una de las principales fue documentar una tipología diferente en función del tramo del río en el que se encontraban, es decir, en función del caudal disponible. La zona de cabecera, desde el nacimiento hasta el pantano del Puerto de Vallehermoso, presenta un relieve más escarpado y atraviesa terrenos más sinuosos que no permiten la construcción de presas y obligan a la construcción de cubos de presión que permiten aprovechar mejor el escaso caudal de agua existente.
El molino de Nogueras en Villahermosa utiliza su cubo para compensar la escasez de agua.
La segunda tipología de molinos se localiza en la mitad oeste del río, desde el pantano hasta su desembocadura en el río Cigüela. En esta zona el río Azuer recibe los aportes hídricos de varios arroyos lo que le proporciona un mayor caudal. Además, la horizontalidad del terreno permite la construcción de balsas que permiten almacenar el agua para la molienda. Estas circunstancias posibilitan que los molinos construidos en esta zona tengan un mayor tamaño y tengan por tanto un mayor número de muelas con las que moler, aumentando su producción y rendimiento.
En la parte donde hay más agua se pueden poner dos muelas, como en el caso del molino de Juarez.